AMAR
*Amar y tener fe* El placer y la felicidad que derivan de una fe genuina han de ser como vitamina al alma y el espíritu. Un antídoto contra muchos males del cuerpo, un ungüento y aceite restaurador para muchas angustias. En ocasiones olvidamos que Dios ha provisto en su Palabra esa fórmula perfecta para llevar vidas que, a pesar de ser frágiles, son fortalecidas constantemente por la gracia. El Señor en cada prueba esculpe mi carácter y en cada consejo que acojo con fe, me capacita para una tarea de mayor envergadura. Solo en Jesucristo podemos hallar gozo cuando pasamos por circunstancias inesperadas y sobre todo amargas. Dios es mi paz, decía el salmista. Si entregamos al Padre nuestra voluntad, nos entregamos a un propósito de vida más alto. Todos nuestros planes pasan a un segundo plano convirtiéndonos en instrumentos de su amor. Hagamos de nuestras familias y comunidades herramientas para levantar una sociedad más sana. Sí, vivir en paz con mis hermanos, aliviarles su dolor y ...