AMAR
*Amar y tener fe*
El placer y la felicidad que derivan de una fe genuina han de ser como vitamina al alma y el espíritu. Un antídoto contra muchos males del cuerpo, un ungüento y aceite restaurador para muchas angustias. En ocasiones olvidamos que Dios ha provisto en su Palabra esa fórmula perfecta para llevar vidas que, a pesar de ser frágiles, son fortalecidas constantemente por la gracia. El Señor en cada prueba esculpe mi carácter y en cada consejo que acojo con fe, me capacita para una tarea de mayor envergadura.
Solo en Jesucristo podemos hallar gozo cuando pasamos por circunstancias inesperadas y sobre todo amargas. Dios es mi paz, decía el salmista. Si entregamos al Padre nuestra voluntad, nos entregamos a un propósito de vida más alto. Todos nuestros planes pasan a un segundo plano convirtiéndonos en instrumentos de su amor.
Hagamos de nuestras familias y comunidades herramientas para levantar una sociedad más sana. Sí, vivir en paz con mis hermanos, aliviarles su dolor y esforzarlos en sus debilidades. Solidarios en su sufrimiento, consolándoles en sus tribulaciones. Solo con la dirección del Espíritu Santo hemos de alcanzar ese puerto tan anhelado, esa auténtica belleza de vivir en comunión con JESUCRISTO.
Juan 14:26-27 - Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
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