Arboles
*Árboles caídos*
Ando entre árboles en el suelo... Ramas dispersas que entre escombros pintan un cuadro de decadencia y dolor.
Hoy entre los Montes del pueblo Guayama me sobrevuelan helicópteros. Me sobrecoge ver el dolor de la gente indigente de mi amado país. Lo que puede hacer la fuerza imparable de la naturaleza... Y, ¿Donde está Dios? Algunos se preguntan.
Ando metido monte adentro. Allí, donde nadie quiere ir, donde la ayuda es tan necesaria. Con la fe pérdida muchos admiten querer terminar con todo. Muchos en una lenta agonía prefieren dejar de existir como si el destino obligado fuera ese.
Ahí la importancia de esta agenda que Jesús ha puesto en mis manos. Una que me queda grande, lo se... Pero, confiado en el poder del Padre me lanzo y entre el llanto de tantos no me afano. Por el contrario, doy gracias a Dios por su gracia y comparto ese tesoro que Él me ha dado.
La Fe, ese es el tesoro que aviva el fuego en mi interior. Un sueño despierto de ver mi país levantarse, no por sus propias fuerzas... Levantarse en el nombre de Jesucristo como timón firme y seguro que nos lleva sanos y salvos hasta la otra orilla.
Ando entre árboles en el suelo con olor a muerte. Ando y camino sin que me colme la tristeza de ver en los ojos de otros esa ausencia de esperanza. Siento tantas ganas de besar sus mejillas y en ese beso recordarles que no están solos aunque estén todos los árboles caídos.
Isaías 41:9-10
Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
-SAC
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