Si importar
*Sin importar las consecuencias* A veces las pruebas duelen, duelen al punto de hacernos llorar. Como discípulos de Cristo tenemos que estar dispuestos a que algunos nos quieran hacer espectáculo y objeto de burla y entretenimiento. Hace dos días evangelizaba en un pueblo de mi amada isla, y allí a plena luz del día sufrí una de las experiencias más desagradables que he experimentado en los últimos años. Tres hombres, dos de ellos usados por Satanás me increparon a un punto casi físico y violento. Su argumento era sencillo; ¿Con qué autoridad religiosa o eclesial haces esto? Les digo que no hubo palabra, ni cita biblica que convenciera a aquellas hienas hambrientas . Fue entonces cuando comprendí que había llegado la hora de sacudir sandalias y alejarme del lugar. No les oculto que más que indignación, sentí dolor y vergüenza ajena. Pude discernir cuán suseptibles podemos ser a...