The room

* The Room *

When I was fifteen I thought I was the owner and sovereign of my fate.
I could hardly see beyond my delusions of teenage grandeur.

It has been a few years, I must say, that many autumns and too many shipwrecks have already passed, to have to admit that I was always like a king without a kingdom, like a butterfly without a flower. I know you understand me

Early return to the room has been the antidote that sweetens the palate and relieves breathing. I wake up before the sun rises so I do not take my life by surprise. That without delay I enter in that storm with the aroma of good news.

Because, without his presence can I see the dawn as God wants?
When I was thirty years old ... He turned me to the fort being deep down in the deep. How late it was to know me if I still did not know my Creator. Life, this life in which I often wondered why I always had an empty spirit.

The room, he took me to where I should have always been. Where the dim lights of the room raise my thirsty soul for a genuine encounter with my Potter, with the Carpenter of my soul.

I can only look at things from above, from where things are seen without grudges and bitter wounds. The room, the manger, the cross where I find myself with Jesus.

Ephesians 6:18
Praying always with all prayer and supplication in the Spirit, and watching over it with all perseverance and supplication ...

Serafín Alarcón Carrasquillo

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