Serafín Alarcón Carrasquillo

Libertad Desde muy joven en mi vida sospeché que no era libre, que había en mi corazón un vacío que me hacía sentir cautivo. Preso de una insatisfacción que me golpeaba llevándome de bruces al suelo. Una y otra vez intentaba con mis propias fuerzas romper aquellas cadenas casi siempre autoimpuestas. Una conciencia aprisionada es el estado de vida más dañino que se pueda experimentar. Ese oleaje que no nos permite emerger de las profundas aguas de la depresión, la vanidad, el egoísmo y hasta el odio. Por eso matamos, robamos, empujamos, mentimos y robamos. Sí, el pecado como la sustancia virtual de las fuerzas del mal en lo muy adentro de nosotros. Y... ¿Qué podemos hacer? Seguro podemos hacer algo... Juan 8:36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. En mi caso tuve que vivir treinta y cuatro años para finalmente comprender que la libertad que tanto anhelaba residía en tener una relación íntima con Dios. Admitir que por mucho tiempo había cedido a mis pasi

Todo aquello que proviene de la carne hace demasiado daño al alma. El enemigo las usa para que nos perdamos de la insuperable experiencia de lograr conocer personalmente a JESUCRISTO. Cuando apagamos el televisor y nuestros teléfonos celulares y nos concentramos en lo esencial de la vida, veremos que hemos perdido mucho tiempo alimentando el ego. Solo Dios trae PAZ a tu vida.