Todo se lo debo

Todo se lo debo a Él* Cuando miro mi pasado no logro dejar de recordar demasiados caminos torcidos. Un febril explorador de la vida, uno agobiado por senderos sombríos. Esclavo del ego y prisionero del afán. Dos veces divorciado, alcohólico y patológicamente depresivo. Fueron demasiados años dedicados al egocentrismo y la banalidad. La mentira como refugio, la falsedad, cuál uniforme de vida. Raíces de amargura casi imposibles de arrancar. Perdido en un bosque sin brújula; sin agua y sombra. A pesar de todo, ese mismo hombre un día por DIOS fue redimido. Rescatado de las fauces del mal. Una de esas pocas historias con final feliz. Sí, esa es mi historia. La historia de un hombre con hijos, una esposa y un Señor. Un hombre lleno de bendiciones inmerecidas, de muchas heridas sanas y tantas promesas aun por cumplir. Mi historia, la de un mendigo con ropa nueva, la de un descalzo con zapatos. La de un hambriento plenamente saciado. No todo ha sido como me propuse, no siempre fueron sabias decisiones, lo sé. Pero, de algo estoy seguro, de algo no hay duda alguna: Todo se lo debo a Él. Salmos 29:10-11 - El Señor tiene su trono sobre las lluvias; el Señor reina por siempre. El Señor fortalece a su pueblo; el Señor bendice a su pueblo con la paz.

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